jueves, 14 de abril de 2011

Giorgio Sale está en libertad

El empresario italiano Giorgio Sale, famoso por sus incursiones en el mundo social hasta hace cinco años y piedra de escándalo por sus aproximaciones a algunos magistrados de la Corte Suprema de Justicia, recobró su libertad la semana anterior. Estaba preso en Roma desde el 22 de noviembre de 2006, en desarrollo de una operación internacional contra el narcotráfico y el lavado de activos, pero saldó sus cuentas, según su hijo Stefano, quien también aspira a salir de una cárcel en Cartagena.
En su momento, la captura de Giorgio Sale se produjo en desarrollo de la operación ‘Tiburón Galloway’ y corrieron la misma suerte sus hijos Cristian, Stefano y David Sale. Junto con ellos fueron detenidas 49 personas en Italia, España y Colombia. Esa acción fue el desenlace de una investigación de cinco años con centenares de interceptaciones telefónicas que, en el caso colombiano, terminaron develando las relaciones entre el empresario italiano y el jefe paramilitar, hoy extraditado a Estados Unidos, Salvatore Mancuso.
De igual modo, a pesar de que los rastreos del capítulo Sale-Mancuso llegaron a identificar a 31 personas de nacionalidad colombiana, el asunto hasta ahora sólo se limita al procesamiento de dos implicados más: el médico veterinario Celso Alfredo Salazar Castañeda y el ingeniero textil Francisco Javier Obando Mejía. El primero obraba como enlace del jefe paramilitar y Obando desarrollaba las instrucciones del empresario italiano. Ambos aceptaron los cargos y fueron condenados por el delito de lavado de activos.
Recientemente, el expresidente de la Comisión Antimafia del parlamento italiano, Francesco Forgione, a través de su libro Mafia export, dio a conocer un detallado diagnóstico sobre las proyecciones de las principales mafias italianas, en el que no faltaron alusiones al tema colombiano. El propio Forgione admitió que hay muchas conexiones entre los mafiosos calabreses y los narcotraficantes colombianos, así como jefes del paramilitarismo, en concreto con Salvatore Mancuso, de ancestros italianos.
Como se sabe, Giorgio Sale llegó a desarrollar en Colombia una activa gestión empresarial, al punto de que sus negocios La Enoteca, Made in Italy, Vinería italiana, entre otros, llegaron a convertirse en el centro de la vida social en Barranquilla, Cartagena y Bogotá. Y en medio de este cabildeo, el audaz empresario italiano logró hacerse a la amistad de varios magistrados de las distintas cortes, razón por la cual surgieron sospechas sobre la conducta de algunos de ellos. Hubo regalos, agasajos y estas relaciones dejaron en tela de juicio a algunos juristas.
Según conoció El Espectador, a pesar de que el interés de Giorgio Sale es recobrar su vida privada y sus negocios, su primera gestión tiene que ver con Colombia, pues tiene una cita pendiente en el consulado en Roma. El tema tiene que ver con una citación de integrantes de la Comisión de Acusación de la Cámara de Representantes, que tiene interés en escuchar del propio Giorgio Sale, cuál fue la motivación y particularidades de sus acercamientos con la Corte Suprema de Justicia y otros dignatarios del Poder Judicial en Colombia.
La investigación contra Giorgio Sale y sus hijos fue promovida por el Tribunal de Reggio Calabria, que logró acreditar desde los correos electrónicos que el empresario enviaba desde hoteles a Salvatore Mancuso, hasta las conversaciones de sus hijos en las cuales también quedó claro el interés por resolver la situación jurídica de tres italianos que fueron sorprendidos en 2002 en el aeropuerto Eldorado, en posesión de $902 millones en efectivo. Los detenidos fueron absueltos en doble instancia.

jueves, 7 de abril de 2011

Corte Suprema quería ver fracasar el proyecto de reelección

Las relaciones entre la Corte Suprema de Justicia y el presidente Álvaro Uribe nunca fueron las mejores. Y cuando trataron de mejorarse siempre hubo algo que las volviera a dañar.
En 13 de mayo de 2009 se conoció la declaración delexjefe de contrainteligencia del DAS, Jorge Alberto Lagos en la que mencionó el alto consejero presidencial Jose Obdulio Gaviria y el Secretario de la Presidencia Bernardo Moreno estaban involucrados en la vigilancia ilegal del DAS junto con el acoso de magistrados de la Corte Suprema tenía enrarecido el ambiente entre la corte y el Gobierno.
Un cable de la Embajada de Estados recordaba una conversación con el entonces magistrado de la Corte Constitucional Mauricio González – ex secretario de la Casa de Nariño y quien meses atrás se había declarado impedido para votar la reelección inmediata, precisamente por ese vínculo con el Gobierno- en la que éste preveía que la pelea entre los dos poderes – justicia y gobierno- no iba a acabar pronto.
Gonzalez expresó que el gobierno había incumplido en entregar a la Corte detalles sobre las actividades adelantadas por el DAS como el propio presidente Uribe se los había prometido. Según González, ese hecho había disipado cualquier señal de buena voluntad para enderezar las relaciones que hubiera mostrado Uribe en sus reuniones con los magistrados.
Las Cortes reaccionaron con fuertes palabras, reseñó el entonces embajador William Brownfield, para luego citar que el 14 de Mayo la Corte Suprema expidió una carta pública demandando nuevamente una declaración por parte del Presidente sobre los seguimientos a magistrados.
Tras advertir que no habría arreglo entre Uribe y la Corte, el magistrado Gonzalez interpretó el ambiente que se vivía en la corte y el sentimientos generalizado de los magistrados: “la Corte Suprema quiere ver el proyecto de la reelección de Uribe fracasar y varios funcionarios del gobierno encarcelados por las actividades del DAS”.
González no tenía muchas esperanzas de que nuevos diálogos entre Uribe y los magistrados pudieran mejorar las maltrechas relaciones, aclarando que todo dependía de las decisiones de la Fiscalía, con la cual no había posibilidad de negociación.
El exdirector del DAS Andrés Peñate, ese mismo día, fue más lejos y le dijo al embajador de Estados Unidos en Colombia que temía que la Corte Suprema estuviera buscando chivos expiatorios y aseguró que los magistrados “no estarían felices hasta que altos funcionarios del Gobierno  – idealmente Jose Obdulio Gaviria – fueran encarcelados”.
La rama ejecutiva también le subió a la temperatura a la situación por esos días. El excomisionado de Paz y en ese momento presidente del Partido de la U, Luis Carlos Restrepo, reanudó su petición formal de que el Congreso investigara los presuntos vínculos entre narcotraficantes y algunos magistrados de la Corte Suprema.
Restrepo aseveró que Salvatore Mancuso había dicho que tenía influencia en la Corte.